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El león y el guepardo

Le lion et le guépard

En un rincón perdido de la inmensa sabana africana, un león majestuoso y un guepardo esbelto codician el estrecho corredor por donde pasan, todos los días a la misma hora, las manadas de búfalos y de antílopes. Desean el mismo territorio de caza que podría alimentar todas sus familias todo el año.

Cada uno se ubico de un lado del camino. Ya callados desde hace varias horas, sin moverse, sin decir nada. El león, desde lo alto de la extraordinaria colina vigila al guepardo. El guepardo, desdeñoso, vigila al león. ¿Quien entre el león y el guepardo, cederá primero?

De repente el león y el guepardo se ponen de pie juntos, se acercan hasta encontrarse nariz con nariz. Se insultan, se injurian, muestran los colmillos, combaten. El tiempo pasa. La hora del paso de la manada de búfalos se acerca sin que ninguno de ellos se de cuenta.

Puntual como un reloj, la manada de búfalos y antílopes pasa a la hora habitual. Pero los dos adversarios están demasiado ocupados con sus riñas para reaccionar. Ni el león, ni el guepardo osan moverse de miedo que uno se lance delante del otro.

Y la manada pasa.

Furiosos, el león acusa al guepardo de haberlo distraído para dejar pasar la manada. El guepardo niega esta acusación y afirma que es el león el culpable.

Ya pasaron tres manadas sin que ni el león ni el guepardo hayan cazado una minima presa. La mama leona y la mama guepardo estiman que han esperado demasiado. Tienen que alimentar à sus crías, así es que se fueron.

Solo los dos enemigos no han entendido la lección. Siguen disputándose durante días. El león y el guepardo tienen hambre. Están cansados pero no quieren ceder. Las manadas pasan sin ser molestadas.

Un día, llega un mono pequeñito con aire malicioso. En absoluto impresionado por los dos felinos, se instala sobre una roca que domina el paisaje. El león y el guepardo lo observan sin reaccionar. El mono ríe de sus tonteras.

El león esta enojado de ver a este insignificante mono burlarse de ellos. El guepardo, en cuanto a él, solo le bastaría un gesto para saltar.

Pero el pequeño mono picaron los detiene y propone una solución al problema : porque no utilizar la fuerza del león y la velocidad del guepardo para cazar juntos. De esta manera la caza seria más segura y tendrían mas carne para alimentar sus familias respectivas. Desde aquel día, en un rincón perdido de la sabana africana, un león y un guepardo cazan juntos en la entrada de un estrecho corredor donde las manadas de búfalos y de antílopes pasan todos los días a la misma hora. Las familias del león y del guepardo están de nuevo reunidas y son finalmente felices.


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